17 de abril de 2010

Nadie

Busqué entre los hombres algo que se pareciera a un dios
y solo encontré odio, esperanza y decepción.
Fabriqué mis ensueños a base de hadas y cuentos
olvidando que en este mundo muerto no me queda nada,
y fue la nada lo que finalmente me envolvió.

Quise encontrar la imperfección en tu cuerpo
y fue cuando me culpaste por todos mis errores,
como si todos los pecadores me tuvieran como ejemplo.
No fueron mis mentiras las que encontraste
sino la verdad de aquellos que quisieron hacerme daño.
Pero si por casualidad creiste aquello deja que corran los años
para poder entender lo que siempre supiste y negaste.
¿Me mandaste a tu desierto para no encontrarme
o para que supiera lo que sufre un hombre muerto?

Nadie nadaría en el fango con mi elegancia.

No conocí jamás aquellas malas compañías
pero siempre supe que tú las cosías una a una contra mí.
¿Recuerdas todavía aquella laguna donde me perseguías
en las noches tibias de aquella espantosa primavera?
Es ahora un pozo donde nadan todas las almas escarmentadas.

Deja tus batallas, puedo asegurarte que ya aprendí.
Negaré ahora que algún día te conocí y me alejaré de vosotros,
pues como demonios conjurásteis y yo como maldito renegué.
Ya estoy muerto, lo sabes, y seguirás maldiciendo hasta mucho después;
Hay errores que jamás se terminan de pagar
y yo siempre estuve cargado de deudas que no eran mías.
Deja entonces ahora que me vaya y regale mis sonrisas
pues, estando muerto, será lo mejor que quede de mí
ahora que contigo se ha ido todo lo demás.

Nadie resolvió jamás sus cuentas desde la tumba.

Fue mi funeral y no acudieron ni mis amantes,
de mí no respetaste ni mi triste final.
¿Debí quizás matarte antes de perderme por completo?
Sé que no me atreví por miedo a tus flacas maldiciones,
aquellas que cosechabas contra todos los que odiabas.

Y ahora te pregunto desde mi obligado retiro
cómo te perdonarás haber perdido aquellos años de pasión,
cómo pudiste caer en el olvido de tantos que traicionaste.
No tuviste ni el coraje de llegar con todos al final
y ahora se confabulan para enviarte a los abismos.
Pero deja ahora que te vuelva a preguntar
si lograrás alguna vez vivir contigo mismo,
si conseguirás forzar la voluntad de tantos que te odiaron.
Si sabrás donde ir, si tienes algún sitio para ser feliz.

Nadie odia a nadie como se odia a sí mismo.

1 comentario:

Dafne dijo...

Me gusta, me gusta. ¿Sabes? No sé si será déjà vu o qué mierda... pero sobre todo, el primer párrafo, es como si te lo hubiera leído ya, lo que no quiere decir que sea así... solo era una sensación.

Tus 'poesías' son las más irregulares que he visto...xD menudo petardo :P

Un beso