5 de julio de 2011

Nuevos cambios/Fin de la actualización del blog

Como ya adelanté en la última entrada, quería hacer cambios en el blog. Finalmente lo que he decidido es cambiar de sitio y, además, dividirlo  en dos. También me cambio de plataforma; me voy a Wordpress.

Como decía, este blog lo voy a dividir en dos: Relatos en gris, donde me centraré en mis creaciones literarias (especialmente el relato, microrelato y cuento) y luego estará 13 minutos de gloria, un blog atemático donde, como reza su subtítulo, daré mi opinión y demás cosas sin importancia.

El primero procuraré actualizarlo cada semana, centrándome más en la calidad de estos relatos de lo que me centraba antes, quiero ofrecer seriedad (si tal cosa me es posible). El segundo será más dispar en su publicación, aunque espero que sea bastante a menudo con, al menos, dos o tres publicaciones a la semana.

Lo dicho, este blog dejará de actualizarse, aunque no lo cerraré para mantener todo el historial de publicaciones. Decir que desde el principio este blog tuvo su gemelo en Wordpress y agradecería, si se diera el extraño caso de que alguien siguiera interesado en lo que escribo y en lo que escribí, que cualquier link que se haga a este blog se hiciera apuntando hacia la plataforma libre. Es decir, a http://elrincondemirthas.wordpress.com

Espero que nos encontremos de nuevo, lector. Muchas gracias por todo el tiempo que amablemente me has ido concediendo durante todos estos años.

-Fin-

8 de junio de 2011

Cambio de aires

A punto he estado de cerrar el blog. Hace mucho que no escribo en él y, en un principio, no tenía intenciones de hacerlo por el momento. Pero una vez que me he dispuesto a cerrarlo y he visto la entrada ya creada con la despedida, el cartel de "Cerrado", etc., me he echado atrás. Son muchos años ya los que llevo escribiendo aquí y tengo algunas cosas que realmente me parecen maravillosas aquí escritas. Tengo también mucha mierda, sí, pero no es precisamente eso lo que me incita a quedarme.

Otro de los motivos son los seguidores. Sé que la mayoría le dieron en su día al botón de abajo de "me gusta" o al botón de "seguir blog" y luego se olvidaron. Pero tampoco es por esos por los que he decidido continuar.

Ya no tengo esperanzas puestas en la literatura. Aunque, quién sabe, tampoco las tenía puestas en la sociedad española y a día de hoy estoy henchido de orgullo por muchas imágenes presenciadas en este país. Puede que algún día deje de ver el mundo de la literatura como un mundo de comepollas, zampabollos y aduladores y me anime de nuevo a intentar meter cabeza ahí.

Continuando con lo que decía, pienso que tengo escritas cosas buenas y sé que hay personas a las que les gusta lo que escribo. Y esto me hace continuar. Aunque no prometo calidad. De hecho, nunca le he prometido. Es más, permitidme aclarar que si de todo esto sale algo bueno, no me miren, es puro azar.

Un saludo a todos y espero que no se quede en buenas intenciones. Eso sí, como reza el título de la entrada, quiero un cambio de aires, especialmente en la temática tratada.

19 de febrero de 2011

Another fucking day

Todo es ponerse. Al menos eso dicen. Yo lo creo, o al menos lo creía. Hay personas que malgastan su vida en trabajos de ocho horas que odian con toda su alma (yo entre ellas). Soy un perdedor, de acuerdo, pero esto antes me gustaba. Me refiero a escribir. A veces pienso que he cambiado un sueldo relativamente mísero por mi capacidad de juntar letras muy bien juntadas. Ahora me rio, antes me gustaba, repito. ¿Ahora? No lo sé.

Veo pasar los días por mi vida –por mi trabajo de mierda– y me lamento porque voy a morir y no aprovecho lo que tengo, los días que tengo. Soy un desgraciado que no bebe, que no folla como un condenado, que no se droga… ¡joder, ni tan siquiera fumo! Mi única adicción es la desidia generacional. Esa terrible calma que nos inunda a los nacidos en aquella frenética ola de los años ochenta.

No me miren mal, soy igual que ustedes. La diferencia está en que yo lo digo en voz alta. Siempre ha sido así. Me gustaría complacerme en mi dolor y hacer algo especial de él. Pensar que soy mejor, distinto a los demás y esas cosas que suelen pensar los que lo pasan mal. Pero ni eso tengo de consuelo. La mierda que me inunda es la misma mierda que inunda a otros. No huele ni mejor ni peor. La única diferencia, lo vuelvo a decir, es que yo lo digo en voz alta.

Mañana, al igual que muchos, afrontaré otro jodido día sin un maldito café que llevarme al estómago. Pero antes que eso tendré que despertarme y engañarme con algún buen motivo para levantarme de mi cama, separarme de mis sábanas –que a veces pienso que son las únicas que me quieren– y ponerme rumbo a la cocina preguntándome qué coño me voy a poder tomar para hacer más cómodas esas primeras horas del día. O la tarde, mejor dicho. Mañana es sábado y no pienso madrugar.