7 de abril de 2013

Otro más, uno menos


Recupero la cadencia de mis anteriores poemas
para poder repasar aquellos tiempos pasados.

Risas enlatadas para una patética comedia
cuyo humor yo escribí y ahora no entiendo.
Como si aquellos momentos aún tuvieran sentido
y no supiera encajar el paso del tiempo.

El declive de los que se pensaban artistas
suele llevar a callejones sucios que huelen a pis,
tal vez para medir su valía ante las malditas musas,
ante el privilegio de saborear eso que llaman vivir.
Me juzgaste por ser demasiado frío en mis poemas
cuando yo estaba buscando una Luna que poderte regalar.

Pruebas a las que la vida te somete para que no pierdas la sonrisa
y te vuelvas a reír de los fantasmas, que ahora quieren volver
y hacerse con tu vida, como si el presente no contara
y solo los recuerdos fueran suficientes para levantarte de la cama.

Un cuarto de siglo que llenar en el año de la suerte
puede convertirse en demasiada responsabilidad para hacerlo solo.
Nunca supe hacerlo todo bien y no me preocupa,
¿fue el cúmulo de mis errores lo que me hizo pensar así?
Vueltas y vueltas en un mundo que gira sin preocuparse por mí
en este largo camino hacia ninguna parte.

Y si son historias de aventuras las que quieres, acércate,
tengo historias que podrían llenar mil romances completos.

Poemas mercenarios que vender por un poco de afecto
y rasgueos de guitarra que solo le interesan a los gatos.
Puede que mis palabras coticen caras en el juego de la pasión
pero hay juegos que nunca jugué para ganar.
Contemplo como se mueven las fichas procurando no juzgar
cada movimiento que se va produciendo ante mí.

Nuevas palabras, ya lo dije, para una nueva vida
que como una grieta se va abriendo y me traga junto a los demás
sin que luchemos para mantener las manos unidas en la caída.
Es así como las vidas se desperdician.

Pero si te volviera a ver brillar de nuevo junto a mí,
encontraría la excusa perfecta para justificar un año menos.