27 de febrero de 2010

Frases ingeniosas para un público (no) deseado

Todos cometemos errores, es algo completamente humano. El problema está en que nos suelen recordar por ellos.

Yo, como cualquier otro, hice muchas cosas buenas y emprendí grandes acciones que se convirtieron en fracaso. No sé si puedo aplicarle a mi vida aquello que dijo el ejemplar esteta francés Richelieu, a saber: “en mi vida hice mucho bien y mucho mal, pero todo el bien lo hice muy mal y todo el mal lo hice muy bien.” Realmente es una frase ingeniosa para pasar a la posteridad. La verdad, no sé ni tan siquiera si muchas de mis frases ingeniosas son válidas para que suban al escaño de la inmortalidad. Para que eso ocurra, ¿ha de ser ingeniosa la frase o el autor? Probablemente un poco de ambas.

No sé, la verdad, qué esperáis –si esperáis algo- los que leéis en este blog. ¿Algún poema tal vez? ¿Comprobar con qué nueva sátira ácida me rio del mundo? ¿Amargaros al comprobar que personas como yo pueblan la tierra?

A decir verdad tampoco puedo decir que yo tenga algún propósito. Reírme de todos, si, es cierto; desahogarme, también; ensayar estilos y formas de cabrear al personal, sobre todo. Lo que me intriga son la cantidad de visitas que recibo. ¿Qué clase de morbo os inspira?
Cada día odio más los blogs, las redes sociales y a las personas en general. Incluso he decidido mofarme de mí mismo y utilizar mi propio blog para criticar estas conductas, a la par que practico mi pluma –que desgraciadamente ya no es pluma, sino dedos que corretean por un teclado de plástico- y me desquito de la pereza que últimamente me daba decirle a quien quisiera leerme cualquier cosa.

No quiero ser el típico personaje que desgraciadamente tan de moda se están poniendo: cínicos, sinvergüenzas, deslenguados y desagradables. Afortunadamente para mí y no tanto para el resto es mi forma de ser. Tal vez por eso me ensaño tanto con todas las personas que, por no tener una vida, tuvieron que agenciarse la de otros; odio las malas copias de mí mismo.

Se ha dicho mucho que todo artista, cuando crea, lo hace para él mismo y para el resto. No voy a ser tan arrogante como para negar que solo escribo para mí mismo, de otro modo no lo publicaría. Cuando escribo algo que tan solo lo quiero para mí se queda guardado, posiblemente hasta con alguna contraseña, dependiendo de lo íntimo que sea, y rara vez sale a la luz. De esta forma cada vez que hago algo público de alguna forma estoy reclamándoles a las mismas personas que tanto asco me dan que me den mi momento de gloria, que me lean y piensen lo que les digo.

Posiblemente sea porque creo que tengo algo interesante que decir.

No me gusta contar mi vida, no me gusta que las personas me cuenten la suya, ni cuando les pregunto. Me gusta escribir y es lo que hago. A veces un poema, otras alguna tontería. De vez en cuando publico con algo que me ha gustado o hecho gracia. Muy pocas veces aporto alguna información de actualidad, aunque creo que algo de eso ha habido en este blog. Y, pese a todo lo dicho, ahora quisiera darle una vuelta de hoja a este blog y publicar más periódicamente. No es que ahora tenga una necesidad mayor de otras personas virtuales, creo que incluso ahora me importan menos las visitas. He decidido publicar cada dos días y lo voy a hacer para mí mismo y, a la misma vez, sorprenderme si alguien decide ir leyéndome. No contaré mi vida, creo que toda persona que se dedica a hacer eso en cualquier espacio público debería tirarse por un puente, pegarse fuego o algo parecido, pues cuando tienes la necesidad de que todos sepan lo que has hecho un día de tu vida es porque realmente tienes poco que aportar al mundo. Si no te convence, paséate por otros blogs de esa índole y comprueba como la vida de una persona suele parecerse –siempre hay excepciones- desagradablemente a la de los demás. Somos hijos de nuestro tiempo y mientras no luches contra tu herencia inconsciente, es lo que hay.

Bien, como decía no voy a contar mi vida. Lo que realmente pretendo es ir poco a poco cogiendo temas que me vayan preocupando y expresarlas de una forma o de otra. No espero coherencia entre una entrada y la siguiente; la coherencia se la dejo para los coherentes.

A ver cómo sale el experimento.

25 de febrero de 2010

Hola mundo. Adiós mundo.

Hola mundo, quisiera destruirte. Quisiera hundir las grandes civilizaciones que en ti se han construido, desarrollado. Quemar, mandar a las profundidades abisales o borrar por completo del mapa gracias a nuestra propia tecnología todas las ciudades que el tiempo y el hombre han levantado. Pasar a cuchillo a todos los inútiles nacidos, a todos aquellos que pasan por la vida sobrellevándola, a los que gobiernan a otros por el afán de poder y a los que lo hacen porque no saben gobernarse a sí mismos. A todos aquellos que se reúnen para discutir problemas que nada tienen que ver con ellos y a los que te cuentan los suyos como si a ti te importara. A todos los pseudointelectuales que se masturban pensando en la siguiente trivialidad que van a soltar por la boca y a los onanistas que necesitan de la esclavitud sexual de unas mujeres para satisfacerse. A todos los que pasean con cara de angustiados y los que no pasean nunca. A los que comercializan música paupérrima y a los que los premian por ello. A los escritores que escriben a sueldo, a los que no tienen tiempo para hacer lo que quisieran y a los que no saben qué hacer con el que les sobra. A todos los internautas que, como vosotros, pierden su tiempo leyendo estupideces y publicando otras más grandes en sus redes sociales. A los creyentes que malgastan energías en demostrar cosas imposibles y retrasan la expansión del espíritu del hombre. A todos los conductores que corren por ganar unos segundos que igualmente va a perder en otro momento y a los que lo hacen bebidos poniendo en peligro tu vida. A los que organizan fiestas, ferias, convenciones y cualquier evento únicamente para que les halaguen. A los proxenetas, puteros, periodistas sensacionalistas, pedagogos, publicistas, banqueros, agentes del “orden” y progenitores que ni tendrían que haber nacido. A los drogadictos, a los niños malcriados, a los soldados, a los patrióticos y a los radicales que con bombas quieren hacer entrar en razón. A los tímidos llenos de complejos y a los que te dicen cómo las cosas “han de ser”.
Quisiera destruir todo esto y dejar que la humanidad comenzara desde cero para que volviéramos a cometer los mismos errores. Quisiera matarlos a todos y llorar desconsolado, pues en el fondo amo al hombre. Quisiera machacar la realidad olvidando que el ser humano es algo asqueroso y lleno de defectos, que no son defectos, sino una forma de existir que no coincide con la que te venden desde pequeño. Quisiera que el infierno existiera para abrirle las puertas y dejar que nos devorara sin recordar que, a fin de cuentas, todos somos unos gilipollas y que ante la estupidez de lo humano nada se puede hacer.

Quisiera que algún dios existiera para poder cagarme en él.
Quisiera pedirles a todos que se mataran para ahorrarme la tarea.
Quisiera que todos dejaran de procrear y llenar el planeta de escoria.
Quisiera poder llevar a cabo todo lo prometido, pero mi tiempo aquí ya está expirando y voy a saltar hacia lo desconocido.

Adiós mundo, quise haberte destruido.

23 de febrero de 2010

Tren de la muerte


¿Habéis alguna vez sentido cómo alguien muere bajo vuestros pies? Me imagino que es cuestión de estar en el tren adecuado a la hora adecuada. ¿El problema? Que no es precisamente una ciencia exacta la que lleva al hombre a tirarse a las vías, así, predecirlo se convierte en un obstáculo importante a la hora de decidir en qué tren montarte.

Algunas personas tienen suerte -aunque estoy seguro de que no todos los de ese tren lo ven del mismo modo- y consiguen dar en el clavo. Me pregunto si eso será como en Lost, es decir, que no eres tú el que elige el tren, sino que de alguna forma fuerzas causales te obligan a estar allí. He de decir que tuve la oportunidad de perder dicho tren por quedarme comiendo en la ciudad en la que estaba.
Pero dejémonos de historias. Ese hombre -ahora amasijo- me ha dado la oportunidad de notar la muerte bajo mis pies, así que le concederé algunos minutos de reflexión.
Me gustaría saber su edad, la verdad, aunque sea por curiosidad. Pero la pregunta que me ronda la cabeza -y que ya me comentó Elvira al poco de abandonar el tren- es cómo hace eso uno. Es decir, la hora H, por así decirlo, fueron aproximadamente las 15.00, por lo que tuvo toda una mañana por delante. El sujeto en cuestión se levantó ese día de la cama, se tomó su café -o bajó al bar de siempre a tomárselo-, se vistió -si es que no lo hizo antes, claro, a saber las costumbres que tiene cada uno-, hizo sus cosas de presuicida: Dejar notas, despedirse del perro, vestirse con las mejores galas, llamar a tu jefe y decirle algunas cosas simpáticas, encargar cincuenta pizzas para la hora de la cena -no creo que sea común, pero si creo que sería una buena última broma-, etc... Y, en cierto momento, sale de su casa a darse un paseo cerca de las vías y, cuando ve llegar el tren, pega un saltito que lo envía de un tirón al absoluto.

Luego vienen los comentarios de los vecinos: "Pues parecía un chico completamente normal..."

Me pregunto si el motivo real sería que estaba hasta las narices de lluvia o de humanidad.


(Tengo que comprobar el índice de suicidios por atropello de tren para saber lo agradecido que tengo que estarle a la Isla.)


(Edito: Según el INE el número total de personas de ambos sexos que consumaron e intentaron suicidarse ante el paso de vehículos en el año 2006 fueron 75. Teniendo en cuenta que en ese dato se cuentan tanto los "afortunados" como los "desdichados", es decir, los que lo lograron y los que no respectivamente y ante cualquier tipo de vehículo, creo que puedo considerarme una persona afortunada. El número total de personas que se suicidaron a lo largo de dicho año fueron un total de 4.500.)
Nota: Es curioso, desde el año 2006 no se recoge el dato de la muerte por suicidio, cosa que se venía haciendo, según he leído en la propia página del INE, desde 1960. Será para no escandalizar...)

21 de febrero de 2010

Dedicada:

¿Quieres provocar un escándalo? ¡Cuenta conmigo! Soy el rey del Caos ¡Crearé un Caos para ti!.