25 de febrero de 2010

Hola mundo. Adiós mundo.

Hola mundo, quisiera destruirte. Quisiera hundir las grandes civilizaciones que en ti se han construido, desarrollado. Quemar, mandar a las profundidades abisales o borrar por completo del mapa gracias a nuestra propia tecnología todas las ciudades que el tiempo y el hombre han levantado. Pasar a cuchillo a todos los inútiles nacidos, a todos aquellos que pasan por la vida sobrellevándola, a los que gobiernan a otros por el afán de poder y a los que lo hacen porque no saben gobernarse a sí mismos. A todos aquellos que se reúnen para discutir problemas que nada tienen que ver con ellos y a los que te cuentan los suyos como si a ti te importara. A todos los pseudointelectuales que se masturban pensando en la siguiente trivialidad que van a soltar por la boca y a los onanistas que necesitan de la esclavitud sexual de unas mujeres para satisfacerse. A todos los que pasean con cara de angustiados y los que no pasean nunca. A los que comercializan música paupérrima y a los que los premian por ello. A los escritores que escriben a sueldo, a los que no tienen tiempo para hacer lo que quisieran y a los que no saben qué hacer con el que les sobra. A todos los internautas que, como vosotros, pierden su tiempo leyendo estupideces y publicando otras más grandes en sus redes sociales. A los creyentes que malgastan energías en demostrar cosas imposibles y retrasan la expansión del espíritu del hombre. A todos los conductores que corren por ganar unos segundos que igualmente va a perder en otro momento y a los que lo hacen bebidos poniendo en peligro tu vida. A los que organizan fiestas, ferias, convenciones y cualquier evento únicamente para que les halaguen. A los proxenetas, puteros, periodistas sensacionalistas, pedagogos, publicistas, banqueros, agentes del “orden” y progenitores que ni tendrían que haber nacido. A los drogadictos, a los niños malcriados, a los soldados, a los patrióticos y a los radicales que con bombas quieren hacer entrar en razón. A los tímidos llenos de complejos y a los que te dicen cómo las cosas “han de ser”.
Quisiera destruir todo esto y dejar que la humanidad comenzara desde cero para que volviéramos a cometer los mismos errores. Quisiera matarlos a todos y llorar desconsolado, pues en el fondo amo al hombre. Quisiera machacar la realidad olvidando que el ser humano es algo asqueroso y lleno de defectos, que no son defectos, sino una forma de existir que no coincide con la que te venden desde pequeño. Quisiera que el infierno existiera para abrirle las puertas y dejar que nos devorara sin recordar que, a fin de cuentas, todos somos unos gilipollas y que ante la estupidez de lo humano nada se puede hacer.

Quisiera que algún dios existiera para poder cagarme en él.
Quisiera pedirles a todos que se mataran para ahorrarme la tarea.
Quisiera que todos dejaran de procrear y llenar el planeta de escoria.
Quisiera poder llevar a cabo todo lo prometido, pero mi tiempo aquí ya está expirando y voy a saltar hacia lo desconocido.

Adiós mundo, quise haberte destruido.

1 comentario:

Kiüs dijo...

¿Estos son los pensamientos del del tren? xD