
Además, hasta que no acepten que la fotografía de un hombre desmembrado es puro arte, yo no aceptaré que la figura de un torturado lo es.
De la pared colgando una vieja muestra
del amor más profundo que jamás sentí.
Desechado ahora de mi pecho aquella letra
y limpias ya mis preocupaciones esta noche admirable
por una lluvia incapaz de limpiar mi alma gris,
con una preciosa rosa aún fresca
reposando en el fondo de mi copa de plata y jade.
En la más absoluta desnudez corporal
voy descubriendo en mí nuevas facetas, brillos y mates.
Comprendo poco a poco perspectivas de otra libertad:
Quisiera correr ahora, gritar al cielo abierto,
decirle al mundo que no hay en él nada grande,
que nada de lo que me puede ofrecer me importa.
Rechazo ahora, como otras veces, lo eterno.
No creo en el bien, tampoco en el mal.
¿Amor y odio? Expresiones de mi deseo.
Ni persigo ni intuyo alguna verdad.
Pero para hacerme con todo quiero luchar.
He abandonado mis recuerdos,
siento haber liberado mi alma
y preparado para la autodestrucción estoy ya.
Un ángel sonríe con los cabellos mojados,
y yo vuelvo a correr desnudo y con calma.
Siento mis pies pisar profundos charcos
y abro los brazos, y lloro, y grito…
No hay en esta maldita vida nada
capaz de hacerme ya suspirar:
Ni la belleza, ni lo obsceno, ni el puro vicio.
Ningún dios sustenta mis razones,
ni la sola razón es capaz de, con brío,
mantener un paradigma y sus conclusiones.
Imperios y creencias ya cayeron.
¿Cómo tomar al hombre en serio?
Dejad de buscar verdad en el azar,
rendíos ante la nada, ante el sufrimiento.
Buscad en la tristeza la más alta expresión
de gozo que puedan hallar en el mundo entero.
Mira a las estrellas, al infinito, sin terror.
Nada importa, es todo absolutamente indiferente:
en verdades distintas, ya todas extinguidas.
El Destino alza y destruye culturas indistintamente.
¿Por qué respetar el recuerdo de aquella
que ya te olvidó para siempre?
Eres vacío, no eres nada. Tampoco para ella.
La vida pasa, las vidas pasan sin brillo,
y tú eres uno más en este ciclo de muerte.
Siempre que amas
te entregas al vacío.
La vista del humano no es capaz
de alcanzar a ver a mi dios.
Nos rodea con su eterno vagar,
y nosotros nos esforzamos por hacer
lo imposible por acercarnos a su majestad
con ritos ya centenarios que no queremos perder,
y los repetimos día tras día con puntualidad.
Si ofendieras su figura alguna vez
no debieras preocuparte por su crueldad.
Continuará su viaje espacial,
sino indiferente, sí sin a nadie castigar.
Su bendita aparición en tu casa
podrás comprobar si le quieres buscar.
Divina gracia en ti vierte
infundiéndote un gozoso calor fraternal.
No se pronuncia, no miente,
sólo deja que te recrees en su bondad.
Incrédulos lo intentaron buscar.
Infieles toman tranquilos café
mientas charlan de algo vulgar:
su inexistencia; ¡qué malicia y falta de fe!
Pero ahí continua, imperturbable,
rociándonos con lluvia, mandándonos calor,
para que lo disfruten de forma invariable
sus enemigos y los que le aman de corazón.
Su bendita aparición en tu casa
podrás comprobar si le quieres buscar.
Divina gracia en ti vierte
infundiéndote un gozoso calor fraternal.
No se pronuncia, no miente,
sólo deja que te recrees en su bondad.
Pero mientras personas niegan su fe,
mantenemos nosotros la esperanza,
cada tarde que nos regala a las tres,
de recuperar lo perdido tras crear el zumo de manzana.
Y mantenemos la más férrea creencia
en nuestra tetera aeroespacial
que nos descubrió el filósofo con sabia ciencia
y que pocos ahora se atreven a negar.
Su bendita aparición en tu casa
podrás comprobar si le quieres buscar.
Divina gracia en ti vierte
infundiéndote un gozoso calor fraternal.
No se pronuncia, no miente,
sólo deja que te recrees en su bondad.