23 de febrero de 2010

Tren de la muerte


¿Habéis alguna vez sentido cómo alguien muere bajo vuestros pies? Me imagino que es cuestión de estar en el tren adecuado a la hora adecuada. ¿El problema? Que no es precisamente una ciencia exacta la que lleva al hombre a tirarse a las vías, así, predecirlo se convierte en un obstáculo importante a la hora de decidir en qué tren montarte.

Algunas personas tienen suerte -aunque estoy seguro de que no todos los de ese tren lo ven del mismo modo- y consiguen dar en el clavo. Me pregunto si eso será como en Lost, es decir, que no eres tú el que elige el tren, sino que de alguna forma fuerzas causales te obligan a estar allí. He de decir que tuve la oportunidad de perder dicho tren por quedarme comiendo en la ciudad en la que estaba.
Pero dejémonos de historias. Ese hombre -ahora amasijo- me ha dado la oportunidad de notar la muerte bajo mis pies, así que le concederé algunos minutos de reflexión.
Me gustaría saber su edad, la verdad, aunque sea por curiosidad. Pero la pregunta que me ronda la cabeza -y que ya me comentó Elvira al poco de abandonar el tren- es cómo hace eso uno. Es decir, la hora H, por así decirlo, fueron aproximadamente las 15.00, por lo que tuvo toda una mañana por delante. El sujeto en cuestión se levantó ese día de la cama, se tomó su café -o bajó al bar de siempre a tomárselo-, se vistió -si es que no lo hizo antes, claro, a saber las costumbres que tiene cada uno-, hizo sus cosas de presuicida: Dejar notas, despedirse del perro, vestirse con las mejores galas, llamar a tu jefe y decirle algunas cosas simpáticas, encargar cincuenta pizzas para la hora de la cena -no creo que sea común, pero si creo que sería una buena última broma-, etc... Y, en cierto momento, sale de su casa a darse un paseo cerca de las vías y, cuando ve llegar el tren, pega un saltito que lo envía de un tirón al absoluto.

Luego vienen los comentarios de los vecinos: "Pues parecía un chico completamente normal..."

Me pregunto si el motivo real sería que estaba hasta las narices de lluvia o de humanidad.


(Tengo que comprobar el índice de suicidios por atropello de tren para saber lo agradecido que tengo que estarle a la Isla.)


(Edito: Según el INE el número total de personas de ambos sexos que consumaron e intentaron suicidarse ante el paso de vehículos en el año 2006 fueron 75. Teniendo en cuenta que en ese dato se cuentan tanto los "afortunados" como los "desdichados", es decir, los que lo lograron y los que no respectivamente y ante cualquier tipo de vehículo, creo que puedo considerarme una persona afortunada. El número total de personas que se suicidaron a lo largo de dicho año fueron un total de 4.500.)
Nota: Es curioso, desde el año 2006 no se recoge el dato de la muerte por suicidio, cosa que se venía haciendo, según he leído en la propia página del INE, desde 1960. Será para no escandalizar...)

1 comentario:

Kiüs dijo...

¡¿Pero y los niños?! ¡¿Es que nadie piensa en los niños?!