29 de febrero de 2008

Carta de Cathalina

Este es supuestamente el final de un libro que escribí hace bastante tiempo, pero que terminé quemando en un arrebato de inconformidad conmigo mismo y con mi obra. Simplemente no era lo que yo buscaba.
Esta carta, escrita por el amor platónico del malvado Mirthas, no la escribí yo, sino una antigua amiga llamada Emilia, que en muchas ocasiones hizo las veces de Cathalina en conversaciones, para así yo poder ahondar mejor en la personalidad femenina de la desgraciada dama.
Espero que os guste, a mí francamente me gustó tanto que decidí ponerla en su día como cierre de la obra.

Mirthas, odiado amor:

Si lees esto será porque ya he muerto, y por fin podré descansar, si no en paz, lejos del alcance de tus manos de hielo y tus fríos ojos. Pero no lejos de mi odio hacia ti, el mismo odio que me hizo fingir amarte, para hacerte daño.

Tú mataste a quién yo más quería, por un capricho, por esa sed loca que te posee, demonio, que nunca se ve saciada. Por ese ansia de sangre, que no es de sangre, sino de poseer lo más hermoso y puro que reside en el corazón de algunos humanos, belleza que guardaba el corazón de mi amor.

Juré vengarme robándote aquello que más pudieras ansiar, robándote para siempre la calma y humillando tu altivez. La solución la vi en tu mirada la primera vez que nos cruzamos. Sí, en tus ojos vi un hueco por el que colarme dentro de ti. Y lo decidí, te destruiría desde dentro, de tal manera que hicieras lo que hicieras, no pudieras arrancarme de allí. Sería un espino enraizado en lo más hondo de tu negro espíritu, alimentándose de tu propio veneno.

Y te juré amor y respeto. Con dulzura y caprichos, retándote continuamente, sin huir ni esconderme. Para ello usé mis lágrimas, mis caricias y mis palabras.

Luché mano a mano con el saber que tanto anhelas y que fue siempre mi mayor enemigo. Esa sabiduría por la que vendiste un corazón que jamás había latido, porque nació muerto.

Y sé que lo conseguí, mi muerte es la prueba. Sí, lo conseguí, a tu manera, sin amor, me amabas y la sed que despertará mi recuerdo no la apagarán las más frías fuentes, ni el razonamiento, ni la filosofía; no hallarás la cura en ningún libro.

Ahora habrá en ti dos ansias, la de la sangre, de la que alimentas ese pobre cuerpo que ocupas, culpable de tu actual estado y la de mi ausencia, que ya no desaparecerá jamás. Ahora sabrás cuánto duele la ausencia del otro y entenderás mi porqué.

Porque sigo viva en tu mente, y ya no podrán rozarme las enfermedades, ni la edad, que me afearían a tus ojos. Mi cabello no encanecerá, ni se ajarán mis mejillas, seguiré siempre igual, para ti, sólo para ti. Porque después de todo lo que hice para vengarme, dudo mucho que mi amor vuelva a quererme, ni siquiera a mirarme. Tampoco podré ir a dónde él está. Qué ironía, dispondré de toda la eternidad para acompañarte allí dónde vayas, para compartir una compañía que yo no quiero y que tú temes. Maldito castigo por todos nuestros pecados.

Y cada vez que en la noche mires hacia el horizonte buscando a dónde huir, y esconder tu cobardía y tu furia, brillará en tus pupilas el reflejo de las llamas con las que pretendiste destruir tus libros y mi cuerpo.

Huye Mirthas, huye, cabalga, no importa cuántos caballos revientes en tu huida, no podrás alejarte de mí, porque me llevas dentro y allí donde te encuentres allí estaré yo, recordándote mi falso amor y tu maldición.

Adiós, Mirthas, tú eres mi condena. Yo seré la tuya.

Te desprecia, se desprecia, Cathalina.

3 comentarios:

Dafne dijo...

El texto es precioso... Mirthas y sus amores... o sus odios, segun se mire. Al final supiste sobre qué escribir :P Aish Mirthas, mirthas... un beso ^^

Anónimo dijo...

El amor al odio. El placer del dolor. El sentido de la contradiccion, como forma de vida.

Me encanta esa sombria tela de araña que envenena mentes.

Y sobre todo, la figura del amor como placebo.

Creo que no se necesita un libro cuando ese supuesto final es capaz completar en cierta forma, nuestros mas perversos huecos.

Necesito una cerveza awhiskada XD

Kiüs dijo...

Este Mirthas, qué cabroncete está hehco... xDD